El reflejo en el lago
En un atardecer la vi, reflejada en el agua del lago, con su vestido de margaritas, fue saliendo de allí como por arte de magia. Era una extraña aparición causada por el exceso de vino en el café a la hora del almuerzo.
Dios, como la amé. Mi corazón sintió que la vida se me iba tras el reflejo de aquella mujer y... Sus labios color rosa pálida, me gustaría poder besarlos, saber qué sabor tienen; pues, cada tarde en el lago cuando veo ese reflejo me los imagino dulces y frescos, acariciando mi alma enferma; como un ángel que sale de las claras aguas para calmar la sed que invade mi cuerpo por la pasión desenfrenada de tan hermosa aparición.
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